lunes, 6 de julio de 2009

ATRAVESANDO EL ANILLO DE FUEGO


Autor: Dave Hadfield. Sport Psychologist & Coaching Consultant
Traducción: Guillermo López Muñiz
Adaptación: Juan A. Arenas Posada
Fuente: www.NZrugbynet.co.nz Habiendo estado envuelto recientemente en muchos cursos de
entrenadores y habiendo tendido el placer de conocer y hablar con un gran
número de buenos entrenadores, he reflexionado sobre lo que hace ser a un gran
entrenador, cuáles son los factores que determinan si un entrenador aspirante
servirá para ser uno de los grandes (o tan bueno como quiera serlo) o si será uno
más. No quiero decir con esto que los entrenadores que entrenan a niños o
equipos de categorías bajas tienen menos valor que los que entrenan equipos de
élite, sino que estoy más interesado en los factores del entrenamiento que llevan
al éxito en cualquier nivel.
Se ha escrito mucho sobre el grado de habilidades y cualidades que un
entrenador de éxito necesita y los roles que juega. En este artículo no intento
proporcionar una lista de todos ellos, sino que me gustaría llamar la atención
sobre un aspecto que creo haber encontrado diferente entre los hombres frente a
los niños, y entre las mujeres frente a las niñas.
Hay un dicho que me gusta, que los que me lo han escuchado lo
encontrarán familiar. No estoy seguro de donde viene, pero reconozco que es
eficaz y sentencioso. Dice así:
“Tu serás la misma persona ahora que dentro de 5 años, excepto por los libros
que hayas leído y por la gente que hayas conocido.”
Esta no es la piedra filosofal, pero merece la pena pensar en ello. Para la
mayoría de nosotros, si queremos ser mejores entrenadores es importante que
encontremos lo que NO sabemos.
Somos conscientes de lo que sabemos, lo que necesitamos encontrar es lo
que NO sabemos. El único camino que conozco para hacerlo es nuestra manera
de comportarnos ante la información nueva.
Hay muchas formas de adquirir nueva información. Asistiendo a cursos (de
tu club, federación,...) teniendo un mentor, aprovechando cada oportunidad de ver,
oír y aprender, y en general siendo una esponja ante la nueva información.
¿Qué frena a los entrenadores a seguir mejorando? Bueno, supongo que la
apatía y tener razones erróneas para entrenar contribuye, pero mi experiencia me
dice que la mayor barrera para aprender y mejorar es el miedo. Ahora estarás
pensando que debo haber comido setas fuera de temporada, pero lo digo en
serio, ¿Miedo a qué? la respuesta es temor al desconocimiento y sobre todo,
temor a dañarse el ego. El hecho de aprender algo nuevo y empezar a usarlo
implica admitir que lo que tú has estado haciendo hasta ahora no era lo mejor.
Quizás significa que has estado haciendo cosas incorrectas, o quizás que has
planeado ineficazmente tu forma de entrenar. De cualquier manera para que
admitas esto y decidas actuar, para adaptar y cambiar, se necesita cierto grado de
valentía. Es necesaria valentía para decir: “¡Eh!, he estado haciendo esto mal,
necesito poner en orden mis actos, y adaptar a mis entrenamientos esta nueva
forma de hacerlo” Si quieres llegar a ser el mejor entrenador que puedas ser -lo
que tú y tus jugadores merecéis- tendrás que tener el valor para admitirte esto a ti
mismo y para utilizar métodos nuevos y mejores, cualesquiera que sean.
El ejemplo del “Anillo de fuego” ilustra esta situación. Dentro del Anillo de
Fuego se asienta la zona de confort. Este es el lugar donde nos sentimos
cómodos independientemente de con quien estemos y con lo que estemos
haciendo. El Anillo de Fuego representa los retos psicológicos que debemos
solventar si queremos crecer y mejorar. Fuera del Anillo de Fuego se encuentra
el “Santo Grial” de la auto confianza (la auto confianza que proviene de saber que
conocemos lo más moderno en todos los aspectos, que lo conocemos en
profundidad, información que es pertinente para el entrenamiento de rugby y para
ayudar a nuestros jugadores a ser lo mejor que puedan ser). El apoyo, el estímulo
y la inspiración que nos dan los demás y nuestra capacidad de superación, como
conseguir metas, siendo lo mejor que puedas ser, teniendo la valentía de aceptar
que no somos perfectos y entendiendo que debemos estar aprendiendo toda la
vida, son las escaleras o los puentes que nos permiten atravesar el Anillo de
Fuego.
Tras mis años de experiencia considero que los mejores entrenadores
tienen todas las formas, edades, tamaños y personalidades diferentes. Pero todos
los entrenadores de éxito comparten una cualidad –una tenaz búsqueda del
conocimiento y de la mejora personal. Son una esponja. Aprovechan cualquier
oportunidad de encontrar y empaparse de conocimiento cuando y donde la
encuentren. Se analizan honestamente– se miran a sí mismos en el espejo y
aceptan con franqueza como son. Leen, escuchan, ven, pero sobre todo ellos
aprenden. Te sugiero que te preguntes a ti mismo cuantas veces has atravesado
el Anillo de fuego últimamente.
Pero sobre todo, a vosotros entrenadores, como entrenador os felicito por la
contribución que estáis haciendo al estar leyendo este artículo. Estáis
estableciendo una gran diferencia en las vidas de vuestros jugadores al elegir
entre un camino u otro. La investigación indica claramente que los entrenadores
ejercen, con mucho, la mayor influencia en la experiencia deportiva de los jóvenes
atletas. Tú determinas enormemente el tipo de experiencia de tus jugadores, si es
positiva, neutral o negativa.
Tú determinas en gran parte cómo desarrollan tus jugadores la filosofía del
rugby, y ejerces una gran influencia en su desarrollo físico, técnico, táctico y
mental. Eres, lo que los psicólogos llaman una “persona significativa” en la vida de
tus jugadores. Te guste o no, lo eres. Como siempre digo, si la gente te ve como
un líder, entonces eres un líder. Con tu liderazgo enseñas tanto en lo que haces
como en lo que no haces. Enseñas con lo que dices y lo que no dices. Si eres un
entrenador, estás siempre enseñando. No tienes otra opción. Por supuesto esto es
una gran responsabilidad, pero piensa en las cosas buenas que puedes aportar.
Por todo esto sigue cruzando el Anillo de Fuego. Puede que te quemes
algunos pelos de las piernas (por muy duro que seas), pero tú y tus jugadores (y el
rugby en general) seréis mejores. El hecho de que emplees tiempo en leer este
artículo y el valor que muestras al “pasearte por estos reglones” me sugiere que
estás en el camino.
Buena suerte para la temporada, pero ten cuidado con los entrenadores
que tienen quemaduras en sus piernas. Si ves alguno, tómate tu tiempo y móntate
en su caballo. Apuesto que merecerá la pena.
Gracias Dave.

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